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Ricardo Seitenfus: Las causas del fracaso de la comunidad internacional en Haití

QUESTION| La Organización de Estados Americanos (OEA) destituyó en Navidad a su representante especial en Haiti, el brasileño Ricardo Seitenfus, tras la publicación en  Le Temps de Suiza de algunos cuestionamientos al papel de la Misión de Estabilización  de la ONU en Haití (Minustah) y la política de la comunidad internacional para con la nación caribeña.

El diplomático brasileño señaló que La ONU impuso la presencia de tropas en Haití a pesar de que el país no vive una guerra civil ni es una amenaza internacional, sino porque es un vecino próximo a EEUU. “Se trata de congelar el poder y de transformar a los haitianos en prisioneros en su propia isla”, sentenció. A la OEA no le gustó, claro.

Haití, en manos de las ONGs

El febrero, Seitenfus había hecho críticas declaraciones para la prensa española.  Así narraba el periodista Jacobo García la entrevista: Después del terremoto, en la tórrida capital de Haití, conviven cascotes, viviendas a medio caer, vendedores ambulantes y decenas de impolutos 4×4 de la ONU recorriendo las calles. Junto a ellos soldados, muchos soldados y trabajadores de ONG. De todas las nacionalidades y uniformes posibles. A pesar de que los saqueos han sido algo puntual, en pocos días el país se ha militarizado sin que siga sin resolverse el problema de la comida el agua ni la vivienda para decenas de miles de personas que siguen en la calle. Aunque eso sí, rodeados de fusiles, tanquetas y vehículos Hummers.

A Ricardo Seitenfus, representante de la OEA (organización de Estados Americanos) en el país caribeño se le ha encomendado la tarea de crear un Estado que quedó reducido a un montón de escombros tras el 12 de enero. “La comunidad internacional no sabía que hacer con Haití, así que el terremoto será la mejor oportunidad para volver a empezar”, señala. No obstante, en los próximos días llegarán al país casi 25.000 soldados en un país que hasta el momento sólo levanta la voz para gritar que tiene hambre. 

‘El 90% del gasto está destinado a seguridad’

“En los últimos veinte años ha habido en Haití seis intervenciones extranjeras y hay dos cosas claras: primero, que hay un problema en Haití, porque si no haría falta venir y segundo ha fracasado la forma de intervenir, si no, no haría falta volver una y otra vez. El problema en el modelo de intervención es que la forma de resolver los problemas en la ONU es muy rígido y sólo se divide en ‘amenaza de guerra o peligro para la paz’.
Pero, ¿hay guerra en Haití? No. ¿Es un problema para la estabilidad de la región? Tampoco”, explica este profesor de relaciones internacionales en la universidad Santa María de Brasil. “No es lógico que el 90% del gasto de los organismos internacionales vaya destinado a seguridad” señala en su despacho.
Autor de varios libros sobre Haití, hombre de confianza del presidente Lula Da Silva señala claramente a las ONGs de ser culpables de la situación de Haití “Hay una relación causa-efecto entre la infelicidad de los haitianos y la felicidad de las ONG y el peligro más grande que afrontamos ahora es la ‘onegización’ del país”.

‘Haití nunca estuvo tan debilitado como ahora’

“Haití nunca estuvo tan debilitado como ahora y le toca dialogar y aceptar muchas cosas pero hay una relación perversa entre la debilidad del estado haitiano y la fuerza de las ONG en el país. Aquí el ‘bien’ es privado, gracias a los médicos, hospitales, escuelas comida que llegan de todo el mundo pero el ‘mal’ es público porque el Estado sólo está presente con la Policía”, explica. Una policía que estos días primero dispara y después pregunta y que ha provocado muchos de los muertos por saqueos de estos días.

“Cuando hablamos de fortalecer el Estado hay que afrontar este tema. Hillary Clinton dijo que había 10.000 ONG trabajando en Haití pero sólo 300 están inscritas en el ministerio, así que hay cientos que actúan sin control alguno”, señala, dos días después de que una de estas supuestas organizaciones con sede en EEUU intentara sacar del país a 33 niños del país.

“Y lo peor aún es que Estados Unidos da la ayuda a las ONG estadounidenses, los canadienses a las canadienses y los españoles a las españolas y así sucesivamente. La mayoría de ellas son ‘cajas negras’ que nadie supervisa. Hemos intentado saber cuáles son las organizaciones no gubernamentales serias y no hay ningún estudio sobre esto. Es imposible saberlo”, comenta. “No hay político haitiano que no maneje personalmente al menos dos organizaciones de este tipo”, añade.

En los últimos meses su trabajo fue intentar hablar con Estados Unidos, la ONU, BID, BM, España, Francia y Brasil entre otros para crear un Estado donde ahora no hay nada y arrastra más de 200.000 cadáveres. “No hay precedentes. Hay que inventar un Estado y hacer que los haitianos se responsabilicen de su país. Es muy fácil para ellos pedir, pedir y pedir porque siempre hay gente que trae cosas”, comenta.

“Haití es el único país del mundo donde no existe Estado. Y no hablo de Estado fallecido, hablo de ausencia total de instituciones desde mucho antes del terremoto. Hablar de Protección Civil haitiana es un chiste. Por ponerte un ejemplo, no hay ni un solo piloto haitiano, ni siquiera un solo helicóptero haitiano en el país”. “Este es un país en el que el 40% de la población no tienen ningún tipo de documento”, añade.

En la metodología para lograrlo hay algunas cosas claras: Haití es un país soberano y no va a haber ningún protectorado de la ONU; Haití debe encabezar el proceso; y la situación de Haití hay que afrontarla desde varios puntos de vista, atacando las raíces del mal: pobreza, salud, educación. Hace falta un pacto haitiano, pero como es presumible que no sea respetado por nadie, mi propuesta es que sea supervisado por el Consejo de Seguridad. Y cuando hablo del Consejo de Seguridad hablo, sobre todo, de Estados Unidos, que es el único país respetado aquí”, matiza.
Haití era antes una ‘operación cómoda’ para la ONU

Pero si Seitenfus es crítico con el papel de las ONG también lo es con la ONU, que lleva casi seis años presente en el país con más de 9.000 soldados pero que resultó incapaz de tomar las riendas de la situación hasta muchos días después del terremoto. “Ésta era una operación cómoda para la ONU porque no hay guerra, estamos a poco más de una hora y media de Miami, en el Caribe y hay restaurantes franceses…”, critica.

Sin dar nombres, Seitenfus se refiere a una burocratización que ha llenado los bolsillos de muchos funcionarios de la ONU aquí destinados y que se embolsan un sueldo de entre 15.000 y 20.000 dólares al mes. Sin ir más lejos, algunos de los responsables del PNUD fallecidos en el terremoto ganaban 28.000 dólares mensuales.

La entrevista que le costó el cargo

En una entrevista publicada a fin de año en el diario Le Temps, en Suiza,  el 20 de diciembre de 2010, Ricardo Seitenfus explica las causas y los errores que llevaron al fracaso de la comunidad internacional en ese país caribeño.

-Diez mil soldados de paz en Haití. En su opinión, ¿una presencia contraproductiva?
-El sistema de prevención de conflictos dentro del sistema de las Naciones Unidas no se adapta al contexto haitiano. Haití no es una amenaza internacional. No estamos en guerra civil. Haití no es Irak o Afganistán. Sin embargo, el Consejo de Seguridad, a la falta de alternativas, impuso las fuerzas de paz desde el año 2004 después de la salida del Presidente Aristide. Desde 1990, estamos aquí en nuestra octava misión de la ONU. Haití desde 1986 y con la partida de Jean-Claude Duvalier transita lo que yo llamo un conflicto de baja intensidad.

Estamos frente a luchas por el poder entre actores políticos que no respetan el juego democrático. Pero me parece que Haití, en el ámbito internacional, fundamentalmente ha pagado el costo de su proximidad a los Estados Unidos. Haití ha sido objeto de una atención negativa del sistema internacional. La ONU ha congelado el poder y transformado a los haitianos en prisioneros en su propia isla. La angustia de los balseros explican en gran medida las decisiones internacionales en relación a Haití. Queremos que a toda costa se quedan en casa.

-¿Qué impide la normalización del caso de Haití?
-Durante doscientos años, la presencia de tropas extranjeras se ha alternado con los dictadores. Es la fuerza la que define las relaciones internacionales y nunca el diálogo con Haití. El pecado original de Haití, en el escenario mundial es su liberación. Los haitianos cometieron lo inaceptable en 1804: un crimen de lesa majestad para un mundo atribulado. Occidente era entonces un mundo colonialista, esclavista y racista que basaba su riqueza en la explotación de las tierras conquistadas. Así que el modelo revolucionario haitiano asustó a las superpotencias. Estados Unidos no reconoció la independencia de Haití sino en 1865 y Francia exigió el pago de un rescate para aceptar la liberación. Desde el principio, la independencia estuvo comprometida y obstaculizado el desarrollo del país.

El mundo nunca ha sabido cómo tratar a Haití y así que terminó haciendo caso omiso de ella. Comenzaron 200 años de soledad en el escenario internacional. Hoy en día, la ONU aplica ciegamente el capítulo 7 de su carta, y despliega sus tropas para imponer su operación de paz, lo que no resuelve nada, es peor. Quieren hacer de Haití un país capitalista, una plataforma de exportación para el mercado de EEUU, eso es absurdo. Haití tiene que volver a ser lo que es, es decir, un país predominantemente agrícola, imbuido del derecho consuetudinario. El país es continuamente descrito en términos de su violencia Pero sin Estado, el nivel de violencia es mínima, y alcanza aún una fracción de la de América Latina. Hay elementos en esta sociedad que han impedido que la violencia se extienda más allá.

-¿No es una renuncia contentarse con ver a un Haití cuyo único horizonte es un retorno a los valores tradicionales?
-Hay una parte de Haití, que es moderno, urbano y de mirada hacia el extranjero. Se estima en cuatro millones el número de haitianos que viven fuera de sus fronteras. Este es un país abierto al mundo. Yo no sueño de volver al siglo XVI,  una sociedad agraria. Pero Haití vive bajo la influencia de las ONGs internacionales, la caridad universal. Más del 90% de su sistema educativo y sanitario está en manos privadas. El país no tiene recursos públicos para poder operar en un sistema mínimo de Estado. La ONU no tiene en cuenta los rasgos culturales: resumir Haití a una operación de paz, es hacer que la economía de los desafíos reales que enfrenta el país.. El problema es socio-económico. Cuando la tasa de desempleo alcanza el 80%, es imposible desplegar una misión de estabilización. No hay nada para estabilizar y todo para desarrollar.

-Haití es uno de los países más subsidiados en el mundo y, sin embargo la situación se ha deteriorado en los últimos 25 años.¿Por qué?
-La ayuda de emergencia es eficaz, pero cuando se convierte en estructural al sustituir al Estado en todas sus misiones, conduce a una falta de responsabilidad colectiva. Si hay evidencia de la falta de ayuda internacional, está aquí, en Haití. El país se convirtió en La Meca. El terremoto del 12 de enero y la epidemia de cólera no hacen sino acentuar este fenómeno. La comunidad internacional tiene la sensación de tener que rehacer todos los días que terminó el día anterior. La fatiga de Haití comienza a emerger. Este pequeño país ha sorprendido a la conciencia del mundo con desastres cada vez más mayores. Tenía la esperanza que con la situación del 12 de enero, el mundo entendería que había errado con Haití, pero lamentablemente hemos reforzado la misma política. En lugar de hacer un balance, hemos enviado más soldados. Tenemos que construir carreteras, construir represas, participar en la organización del Estado, el sistema judicial. La ONU dice que no tiene mandato para ello. Su mandato en Haití es mantener la paz del cementerio.

-¿Qué papel desempeñan las ONG en esta quiebra?
- Desde el terremoto, Haití se ha convertido en una encrucijada. Para las ONG transnacionales, Haití se ha convertido en un lugar de paso obligado. Yo diría que incluso peor que el de la formación. La edad de los cooperantes que llegaron tras el terremoto es muy baja: desembarcaron en Haití sin ninguna experiencia. Y Haití, les puedo decir, no es un sitio adecuado para los aficionados. Después del 12 de enero, a causa de reclutamiento masivo, la calidad profesional ha disminuido significativamente. Hay una relación perversa o maléfica entre la fuerza de las organizaciones no gubernamentales y la debilidad del Estado haitiano. Algunas ONGs sólo existen a causa de la desgracia de Haití.

-¿Qué errores se hicieron después del terremoto?
-Entre los errores cometidos después del terremoto, el diplomático brasileño señaló que frente a la importación masiva de bienes de consumo para alimentar a las personas sin hogar, la situación de la agricultura haitiana ha empeorado. Recordó que el país ofrece un campo libre a todas las experiencias humanitarias.
“Es inaceptable desde el punto de vista moral que se considere a Haití como un laboratorio. La reconstrucción de Haití y la promesa de 11 billones de dólares hace inflamar la lujuria. Parece que mucha gente viene a Haití, no para en Haití, pero solo para hacer negocios. Para mí, EEUU es una vergüenza, una afrenta a nuestra conciencia. Un ejemplo: los médicos haitianos formados en Cuba debieran estar en Haití, pero casi la mitad de ellos trabajan hoy en los Estados Unidos, Canadá o Francia. La revolución cubana está financiando la formación de recursos humanos para sus vecinos capitalistas …

-¿Se siente el país como un concentrado de nuestro mundo contemporáneo?
Este es un concentrado de nuestras tragedias y del fracaso de la solidaridad internacional. No estamos a la altura del reto. La prensa mundial vino al país y ha descrito en Haití y el caos. Para la opinión pública Haití es uno de los peores países del mundo. Debemos ir a la cultura haitiana, tenemos que ir a la tierra. En Haití, necesitamos antropólogos, sociólogos, historiadores, politólogos y teólogos, incluso. Haití es demasiado complejo para las personas que se presionan, los cooperantes tienen prisa: nadie se toma el tiempo para tratar de entender lo que podríamos llamar el alma de Haití. Los haitianos tienen las propiedades incautadas, pero se ve a la comunidad internacional como una vaca lechera. Ellos quieren aprovechar de su presencia y lo hacen con extraordinaria maestría. Si consideramos a los haitianos sólo por el dinero que  aportamos es que nos presentamos de esa manera.

-Más allá del reconocimiento de un fracaso, ¿qué soluciones se ofrecen?

- En dos meses, habré completado una misión de dos años en Haití. Para estar aquí y no ser abrumado por lo que veo, tuve que crear una serie de defensas psicológicas. Yo intento seguir siendo una voz independiente a pesar del peso de la organización que represento Me quedé porque quería expresar mi profundas dudas y decirle al mundo que es tiempo de dejar de jugar con Haití. El 12 de enero, me enseñó que hay un enorme potencial para la solidaridad en el mundo. No hay que olvidar que en los primeros días, fueron los propios haitianos quienes trataron de salvar a sus seres queridos. La compasión ha sido muy importante en la emergencia, pero la caridad no puede ser la fuerza motriz en las relaciones internacionales, sino la autonomía, la soberanía, el comercio justo, el respeto por los demás.

Tenemos que pensar al mismo tiempo que ofrecemos oportunidades de exportación para Haití, que también debemos proteger la agricultura familiar, que es esencial para el país. Haití es el último paraíso del Caribe sin explotar para el turismo, con 1700 kilómetros de costa virgen y tenemos que fomentar el turismo cultural y evitar allanando el camino para el nuevo Eldorado mosel turismo de masas. Las lecciones que dan no son efectivas por mucho tiempo. Hace 200 años, Haití ha iluminado la historia de la humanidad y la de los derechos humanos, y ahora hay que darle una oportunidad a los haitianos para confirmar su visión.

*En base a entrevistas de El Mundo y Les Temps. Traducción de Question

 

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